jueves, 28 de agosto de 2008
miércoles, 27 de agosto de 2008
Argentina Ciudadana en Santiago del Estero
A sala llena, el rabino Sergio Bergman presentó su libro “Argentina ciudadana: con textos bíblicos”. La nueva obra, prologada por el Cardenal Primado y Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge Mario Bergoglio, es una alegoría del deber-ser ciudadano basada en una lectura contextualizada del Antiguo Testamento.
Como parte del ciclo “Argentina y el mundo”, el rabino Sergio Bergman presentó su libro “Argentina ciudadana: con textos bíblicos”. El mismo tuvo lugar en el Salón Azul del Hotel Carlos V, y contó con el apoyo de la Fundación Cultural Santiago del Estero y de la Fundación Hamburgo.
Fue tanta la concurrencia de público interesado en conocer ésta nueva propuesta, que se tuvo que habilitar un salón anexo y una pantalla gigante, para que la gente pudiera seguir la exposición del rabino.
viernes, 22 de agosto de 2008
Argentina Ciudadana en Mendoza
El rabino Sergio Bergman presentó su libro en una parroquia de Mendoza
Se trata de “Argentina Ciudadana” y la presentación, con entrada libre y gratuita, tuvo lugar en la Parroquia de Santiago Apóstol y San Nicolás de Tolentino ayer martes. El libro ofrece, a partir de una lectura contextualizada de los textos sagrados, una alegoría del deber-ser ciudadano.
El rabino Sergio Bergman presentó ayer “Argentina Ciudadana”, su último libro, en la Parroquia de Santiago Apóstol y San Nicolás de Tolentino con entrada libre y gratuita. Asistieron miembros de la comunidad católica y judía, así como público en general.
Un párroco fue el encargado de dar la bienvenida a los presentes mientras que la introducción estuvo a cargo de Jorge Sutovsky, Director Ejecutivo de la Fundación Coppla.
El libro, prologado por el Cardenal Primado y Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge Mario Bergoglio, es una alegoría del deber-ser ciudadano basada en una lectura contextualizada del Antiguo Testamento.
La obra está compuesta por cinco capítulos: Génesis (Bereshit), Éxodo (Shemot), Levítico (Vaikrá), Números (Bamidbar) y Deuteronomio (Devarim) y un epílogo: "La Argentina ciudadana: del paraíso perdido a la tierra prometida".
Según Bergman, “el libro es la presentación concreta de algo que está por suceder, un desafío espiritual en la medida en que no sólo lo leemos sino que creemos en él”.
A partir de la premisa, “el problema no es teológico, la respuesta no viene del texto sino en la hermeneútica del contexto”, Bergman establece una analogía entre las Sagradas Escrituras y la constitución nacional.
El quid, sostiene el autor, es que la constitución “aún no fue consagrada por todos nosotros como familia de ciudadanos”, y si bien aclara que “no es sagrada ni es la palabra de Dios", asegura que "es el intento de los hombres que hicieron la Nación, de forjar la civilización y no la barbarie, de tener un orden institucional donde pasamos por la ley para estar todos igualados”.
Desde esta perspectiva, el desafío que se presenta para los argentinos es el de “desplegarnos en los valores trascendentes del Ser Nacional”.
El concepto de “hipocresía cívica” es otro de los que aparecen en el libro de quien se ha consolidado como un referente religioso y social en el ámbito de la política cívica. “Uno no es ciudadano solamente en el uso electoral de un voto” sino asumiendo la “responsabilidad” que a cada “representado” le toca, destacó Bergman.
"Tenemos que hacernos cargos de nuestras obligaciones y no solamente de nuestros derechos", afirmó el rabino y añadió: "Para escapar al ejercicio formal de ser ciudadanos cada dos años hay que cogestionar, participar, auditar, controlar y asumir un lugar real y protagónico".
"Ser ciudadanos por elección implica asumir aquella porción de compromiso que cada uno de nuestros contextos nos permite, dejar de lamentarnos y proponer, para hacernos cargo de la Argentina que somos". Este es un "desafío espiritual", finalizó Bergman.
Argentina Ciudadana en Paraná
El jueves 14 de agosto, el Museo Histórico de Entre Ríos Martiniano Leguizamón fue la sede de la presentación de Argentina ciudadana con textos bíblicos. La obra, con prólogo del cardenal Jorge Bergoglio, es el segundo libro publicado por Rab. Bergman luego del Manifiesto cívico argentino. Pero en realidad –tal como aclaró el autor en el fluido diálogo con el numeroso auditorio– fue el primero escrito.
La propuesta –publicada por Ediciones B– que plantea el estudio de la ley y la transformación ciudadana fue anunciada por el periodista cultural Claudio Cañete y la rabina Sarina Vitas. En una hora y 36 minutos, Sergio Bergman cautivó al público exponiendo un pensamiento estudiado, una práctica, una propuesta política.
La Rab. Sarina Vitas fue la primera colega en presentar al Rab. Bergman. En la oportunidad se generó un excelente clima y Sergio Bergman demostró ser un gran comunicador, tras exponer su estudioso pensamiento.
La propuesta –publicada por Ediciones B– que plantea el estudio de la ley y la transformación ciudadana fue anunciada por el periodista cultural Claudio Cañete y la rabina Sarina Vitas. En una hora y 36 minutos, Sergio Bergman cautivó al público exponiendo un pensamiento estudiado, una práctica, una propuesta política.
La Rab. Sarina Vitas fue la primera colega en presentar al Rab. Bergman. En la oportunidad se generó un excelente clima y Sergio Bergman demostró ser un gran comunicador, tras exponer su estudioso pensamiento.
Argentina Ciudadana en Rosario
El 13 de agosto,en la Fundación Libertad, se presentó Argentina ciudadana. Con textos bíblicos. Acompañó al autor, en la presentación, el Rab Daniel Dolinsky, y el periodista Marcelo Fernández.
“La Argentina del porvenir es la que está siempre por-venir, como un proyecto de aquella promesa que los padres de la patria y los abuelos inmigrantes nos legaron para que nosotros cumpliéramos sus sueños. El solo hecho de habitar el territorio argentino nos confiere la suma de los derechos legales que otorga la Constitución Nacional. Derechos que con gusto tomamos, pero que, en el ejercicio de la espiritualidad cívica, también implican cumplimiento de normas y obligaciones que muchas veces no respetamos. Sobre las garantías de la Constitución es que se propone en este libro una consolidación del espíritu cívico de los argentinos para que, mediante la participación de todos, podamos afianzar la democracia, las instituciones republicanas y, al mismo tiempo, construir la Nación que aún nos debemos”, expresó el Rab Sergio Bergman.
En diálogo con LaCapital planteó que los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner son una "autocracia", y responsabilizó por la actual situación institucional tanto a gobernantes —principalmente— como a los argentinos, de quienes dice, incluyéndose: "Al Preámbulo (de la Constitución) lo repetimos como loros, porque nosotros a instrucción cívica la tenemos aplazada".
—¿Cómo relaciona la Biblia con la Constitución?
—El libro plantea relatos de la Biblia para ciudadanos, es decir un recorrido de la tipología bíblica en sus relatos como un modelo que ilumine e inspire la construcción cívica, haciendo una analogía de dos textos: uno que ya fue consagrado, y el otro que está pendiente de consagración (la Constitución), texto fundante de la República pero que no tiene aún la construcción cultural y espiritual alrededor de él como para que la Nación esté consagrada por su ciudadanos.
—¿Qué actitud ve en los argentinos ante la Constitución?
—Nos encontramos en un status de ser habitantes del territorio y tenemos dos potencias: degradarnos en clientes, y ser tomados por una política y estructura partidaria que te sumerja de habitante en cliente; o bien elevarte de habitante en ciudadano, que es ponerle el alma a la tierra y darle el fruto que te permite justamente el espíritu cívico que hay en la Constitución en lo sagrado que propone. Y eso no lo hace la política de nuestros representantes sino que la política de los ciudadanos, porque siempre estamos expectantes de ver qué hacen ellos, los que elegimos, y pocas veces dispuestos a revisar lo que no hacemos los ciudadanos.
—¿Biblia y Constitución tienen las mismas condiciones de guía?
—La situación en que nos encontramos hoy es una Argentina con toda su potencia malograda, sobre todo con la crisis de últimos meses. Pero todo lo que está mal en lo político, lo social y lo económico se debe a que estamos enfermos en los valores. Tenemos un problema cultural. La cultura de lo privado es sumamente eficiente, potente y se realiza, pero lo público está abandonado, entregado. El texto bíblico y el constitucional no son comparables, pero cuando el lector busca una inspiración para darle sentido a su vida tiene un común denominador.
—¿Por mandato o convicción?
—La Constitución, como artefacto, es perfectible, totalmente cuestionable, pero el Preámbulo es un documento que puede ser consagrado cuando uno lo lee como un contrato en valores. Por supuesto que el Preámbulo lo repetimos como loros, porque la instrucción cívica, que es una materia del secundario, nosotros la tenemos aplazada; por lo menos en los trabajos prácticos, seguro. Hay aspectos de lo fundacional que trae la Constitución que es como los diez mandamientos, pero son mandamientos en derechos y obligaciones.
—¿Cómo ve la constitución de "ciudadanía" en el transcurso de los últimos 25 años?
—Que estamos mal pero vamos bien, 25 años de democracia, que es un logro de todos, nos costó sangre, más de una generación, violencia, muerte, terror. Logramos 25 años de práctica ininterrumpida democrática, y es muy bueno, pero la Constitución como proyecto trascendente, que es democracia para elegir y república para gobernar, sólo tenemos democracia pero no república. Esa república formal que tenemos no es la de la Constitución.
—No ve la división de poderes.
—Hoy no estamos todos iguales ante la ley porque no hay independencia de poderes. Ahora, como una gracia divina, casi celestial, nos han otorgado que el Parlamento parle, y estamos todos entusiasmados de que va a deliberar, pero eso no es una concesión, lo dice la ley. Tenemos un Poder Judicial totalmente intervenido políticamente por el Consejo de la Magistratura. Y tenés una autocracia ejecutiva donde todo está subsumido a la concentración inaudita en la historia de los gobiernos democráticos y civiles. Queremos democracia y república.
—¿Además de los funcionarios no hay otros sectores responsables?
—¡Sí! Los máximos responsales somos los ciudadanos. Es lo que yo llamo la hipocresía cívica: plantear de manera expiatoria, vamos a pasarnos la vida hablando de ellos (los gobernantes), pero cuando le pedís a alguien que se comprometa con algo en nombre de todos te dice "no es para mí, yo no voy a perder mi prestigio personal, ni mi esfuerzo, ni mi tiempo salvo que sea un atajo para lograr más", es decir que aplica la lógica privada a lo público: qué me puedo llevar, qué voy a ganar; y no qué voy a ofrendar, a dar.
—¿Cree que eso cambiará?
—Creo como la generación del desierto: no es para nosotros, hay que hacer un montón de trabajo hoy para que quizás nuestros hijos, otra generación pueda entrar a esa Tierra Prometida donde el ciudadano emancipado se hace cargo de la realidad: ni hace la plancha mirando lo que le hacen, asume que las cosa le pasan a él porque la Argentina está en él, no fuera de él, y que tiene la dignidad y la ética, además de la estética, de reaccionar temprano y bien en vez de tarde y mal, no sólo por los intereses y por lo único sagrado que supimos resguardar que es el bolsillo, sino también por las intituciones, los valores y la trascendencia, que es lo que hicieron nuestros próceres y nuestros abuelos inmigrantes.
—¿Cuál puede ser la contribución de las religiones?
—Esto es como una transferencia de know how. Las religiones, bien o mal, como instituciones, tenemos un know how, que es cómo hacemos para inspirar a nuestros miembros a que tengan una fidelidad y una trascendencia en la cultura y los valores que proponemos. Nos está faltando una religión cívica, de una mística de país. Un país sin utopía no es país, es territorio compartido, no tenés posibilidad de pactar ni proyecto.
Argentina Ciudadana en Santa Fe
El lunes 11 de agosto, se presentó en el auditorio de ATE, en la ciudad de Sta Fe, el Libro "Argentina ciudadana", del rabino Sergio Bergman.
Consultado sobre si el Campo dejó alguna enseñanza, el rabino y escritor sostuvo que “para mí, dejó al menos dos enseñanzas. Una de ellas es la clara conciencia del país federal que somos en al realidad y en la potencia, aunque seguimos administrados como un país unitario y feudal. No nos olvidemos que nosotros nos movilizamos únicamente cuando tocan un interés sectorial. Y en segundo plano, nos enseñó que cuando los ciudadanos no solamente nos conmovemos sino que además nos movilizamos en el marco de la ley y en el trabajo por la institucionalidad, podemos lograr resultados que no estaban en el pronostico inicial”.
Finalmente, Sergio Bergman remarcó que “el campo le dio una lección de ciudadanía a todos los argentinos porque lo primero que logró o consolidó fue la unión de las entidades de representación, sin garantías de nada, en un bloque que no es homogéneo. Pero lo que demostró es que se pueden encontrar intereses comunes para tener unidad. Esto es un ejemplo de institucionalidad, de cultura cívica. Esto fue muy valioso”.
Consultado sobre si el Campo dejó alguna enseñanza, el rabino y escritor sostuvo que “para mí, dejó al menos dos enseñanzas. Una de ellas es la clara conciencia del país federal que somos en al realidad y en la potencia, aunque seguimos administrados como un país unitario y feudal. No nos olvidemos que nosotros nos movilizamos únicamente cuando tocan un interés sectorial. Y en segundo plano, nos enseñó que cuando los ciudadanos no solamente nos conmovemos sino que además nos movilizamos en el marco de la ley y en el trabajo por la institucionalidad, podemos lograr resultados que no estaban en el pronostico inicial”.
Finalmente, Sergio Bergman remarcó que “el campo le dio una lección de ciudadanía a todos los argentinos porque lo primero que logró o consolidó fue la unión de las entidades de representación, sin garantías de nada, en un bloque que no es homogéneo. Pero lo que demostró es que se pueden encontrar intereses comunes para tener unidad. Esto es un ejemplo de institucionalidad, de cultura cívica. Esto fue muy valioso”.
Argentina Ciudadana en Villa María
"¿Hay una figura ética que esté dispuesta a administrar el fideicomiso de la obra pública? Nadie lo controla, hace lo que quiere. El problema no es Julio (por De Vido), julio es un mes que pasa. El problema es el sistema, no tenemos sistema." El rabino Sergio Bergman, estuvo en Villa María el miércoles tal como publicáramos en nuestra edición del jueves, y dejó fuertes conceptos relacionados con la situación actual del país.
El religioso, apuntó al estilo de hacer política de Kirchner, a la corrupción del sistema y dijo que "hay un país esclavo de la inequidad".
"Lo popular es digno y debe ser respetado, pero esto (por el estilo kirchnerista) es manipulación de masas. Quieren una masa amorfa, sumergida a la indignidad, que participe del circo que hacen con la plata de todos. Hay que emancipar, hay que volver a abolir la esclavitud. Hay un país esclavo de la inequidad, hay políticos buenos pero los buenos que no hacen nada también son malos."
Sin salirse de su pausado tono de vos, ni perder sus modales, Bergman dijo que "la República tiene el síndrome de la mujer golpeada". "Nos bancamos cosas que no hay que bancárselas".
El rabino que instó a creer en las utopías y a soñar un nuevo país expresó que "no se pueden seguir personas, hay que seguir ideas".
"La pelea Menem-Duhalde nos parió a Kirchner", señaló. Sin embargo, aclaró que el ex presidente "no hizo todo mal" y elogió su política sobre derechos humanos y la manera en que piloteó la crisis. No obstante remarcó que "gobierna la Argentina de la misma manera que gobernó Santa Cruz y que utiliza constantemente términos militares como combatir, arrodillar, enfrentar".
Consultado sobre si piensa ser candidato en 2009, Bergman sonrió: "Ya me presenté para seguir siendo rabino del Templo Libertad".
"No puedo ser candidato de la política de la que hablamos. Hay gente buena que está sola y aislada. Debemos construir un puente para poder cruzarlo y no tener que saltar a la otra orilla y terminar solo con ellos", afirmó sin descartar una postulación en 2016.
Bergman pidió "soñar el país" y trabajar para ello. "Cuando un país no puede soñarse, no tiene futuro".
Resaltó, por otra parte, que Argentina está dividida en dos: "Los que queremos la República y los que no la quieren. Si tenemos dirigentes sensatos, nos podemos juntar para reestablecer la República."
El religioso, apuntó al estilo de hacer política de Kirchner, a la corrupción del sistema y dijo que "hay un país esclavo de la inequidad".
"Lo popular es digno y debe ser respetado, pero esto (por el estilo kirchnerista) es manipulación de masas. Quieren una masa amorfa, sumergida a la indignidad, que participe del circo que hacen con la plata de todos. Hay que emancipar, hay que volver a abolir la esclavitud. Hay un país esclavo de la inequidad, hay políticos buenos pero los buenos que no hacen nada también son malos."
Sin salirse de su pausado tono de vos, ni perder sus modales, Bergman dijo que "la República tiene el síndrome de la mujer golpeada". "Nos bancamos cosas que no hay que bancárselas".
El rabino que instó a creer en las utopías y a soñar un nuevo país expresó que "no se pueden seguir personas, hay que seguir ideas".
"La pelea Menem-Duhalde nos parió a Kirchner", señaló. Sin embargo, aclaró que el ex presidente "no hizo todo mal" y elogió su política sobre derechos humanos y la manera en que piloteó la crisis. No obstante remarcó que "gobierna la Argentina de la misma manera que gobernó Santa Cruz y que utiliza constantemente términos militares como combatir, arrodillar, enfrentar".
Consultado sobre si piensa ser candidato en 2009, Bergman sonrió: "Ya me presenté para seguir siendo rabino del Templo Libertad".
"No puedo ser candidato de la política de la que hablamos. Hay gente buena que está sola y aislada. Debemos construir un puente para poder cruzarlo y no tener que saltar a la otra orilla y terminar solo con ellos", afirmó sin descartar una postulación en 2016.
Bergman pidió "soñar el país" y trabajar para ello. "Cuando un país no puede soñarse, no tiene futuro".
Resaltó, por otra parte, que Argentina está dividida en dos: "Los que queremos la República y los que no la quieren. Si tenemos dirigentes sensatos, nos podemos juntar para reestablecer la República."
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